El príncep Juan Carlos jura, davant del dictador i de les Cortes, els Principios Fundamentales del Movimiento en l'acte de la seva designació com a successor del cap de l'estat a títol de rei [22.7.1969]
Lluís Cànovas Martí / 2012
[ Vegeu també: Transición política a la democracia (1975-1982) / Transición económica neoliberal (1982-2012) / El estado de las autonomías (1978-2012) / España 1999-2001 / Apuntes sobre políticas nacionales en la UE: España 2002-2004 / El PP ante los idus de marzo: de la mayoría absoluta a la oposición / Cent dies del segon tripartit (Notes per a un debat televisiu) / Un tripartit ecològicament insostenible / 9-M: sobre la bipolarización del voto en las elecciones españolas de 2008 / Un sistema electoral bajo crítica ]
El empeño del dictador Francisco Franco por perpetuar su régimen se concretó en la promulgación de la Ley Orgánica del Estado (1966), que establecía los mecanismos constitucionales de la sucesión en la jefatura del estado. Tres años después (1969), la designación del príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor a título de rey despejaba las dudas sobre la voluntad del dictador de dejarlo todo «atado, y bien atado», como declararía en el discurso de ese fin de año (y ratificó en su testamento político). En el ínterin, Euskadi Ta Askatasuna (ETA), organización revolucionaria vasca nacida en 1959, emprendía una deriva de lucha armada que tuvo en el guardia civil José Ángel Pardines su primera víctima mortal (1968).
Los planes continuistas del franquismo tropezaron en los años setenta con el escollo del terrorismo en Euskadi, el clima laboral progresivamente reivindicativo en todas las zonas industriales y el nacimiento de las primeras plataformas de acción de una oposición emergente, que, como la Assemblea de Catalunya (1971), agrupó a las fuerzas de la oposición democrática antaño dispersas. En esas circunstancias, el régimen franquista acentuaría el clima represivo que sustentaban las fuerzas del orden y el sistema judicial. El proceso de Burgos contra 16 militantes etarras (1970) concluía con seis penas de muerte finalmente conmutadas, y el Proceso 1001 (1973) se resolvería con abultadas penas de reclusión contra la dirección sindical acusada de las huelgas obreras. El mismo día que se abría la vista de este último (20 diciembre), un atentado de ETA acababa con la vida del almirante Luis Carrero Blanco, amigo de Franco que medio año antes había sido nombrado presidente de gobierno (11 de junio de 1973) y, en cuanto tal, garantizaba la continuidad del franquismo. La muerte de Carrero aumentaría las turbulencias políticas de un proceso sucesorio que, en plena acleración del declive físico del dictador, no solo era rechazado en los medios de la oposición, sino que también era objetado por amplios sectores del mismo régimen.
Bajo la férula de quien era el ministro de Gobernación, Carlos Arias Navarro, que asumió la sucesión de Carrero, los círculos del poder se movían en un ambiente conspirativo que al amparo de la Ley de Asociaciones Políticas (diciembre 1974) canalizaron las agrupaciones políticas concebidas como sucedáneos de los partidos para la etapa que se avecinaba y que habían sido inscritas por algunos ex ministros y jerarcas del régimen. En las circunstancias terminales de la dictadura, se desató una lucha soterrada entre quienes, como Arias, se reafirmaban en los principios fundacionales del régimen (sector calificado de «búnker») y los sectores aperturistas que trataban de tender un puente a la oposición democrática. Se mantuvo, sin embargo, la mano firme en la ejecución de las penas de muerte impuestas al joven libertario catalán Salvador Puig Antich (2 de marzo de 1974) y a los miembros de ETA y FRAP (27 de septiembre de 1975), confirmadas por un agonizante Franco. A la espera de ese deceso, una amplia representación de las fuerzas democráticas se constituía mientras tanto en el exilio como Junta Democrática (julio 1974), con el apoyo del Partido Comunista de España (PCE). Paralelamente, la renovación de la oposición socialista daba el liderazgo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a Felipe González (octubre 1974) e impulsaba el nacimiento de la Plataforma de Convergencia Democrática (junio 1975). Franco moría finalmente el 20 de noviembre de 1975.
[ Vegeu també: Transición política a la democracia (1975-1982) / Transición económica neoliberal (1982-2012) / El estado de las autonomías (1978-2012) / España 1999-2001 / Apuntes sobre políticas nacionales en la UE: España 2002-2004 / El PP ante los idus de marzo: de la mayoría absoluta a la oposición / Cent dies del segon tripartit (Notes per a un debat televisiu) / Un tripartit ecològicament insostenible / 9-M: sobre la bipolarización del voto en las elecciones españolas de 2008 / Un sistema electoral bajo crítica ]
Lluís Cànovas Martí, «Ocaso de la dictadura franquista (1966-1975)»Escrit per a l'Atlas de historia de España, Larousse, Barcelona, 2012