Apuntes sobre políticas nacionales en la UE (2002-2004)

Lluís Cànovas Martí / 2002-2004

Alemania

[ Vegeu també: Alemania, chirridos rojiverdes / La Alemania de la gran coalición ]

Cuatro hechos marcaron el período 2002-2004: la amenaza de recesión económica, que prolongó la crisis económica del trienio anterior; los intentos del canciller Gerhard Schröder por imponer un programa de recortes en el estado de bienestar, que socavó la tradicional alianza del PSD con los sindicatos; el progresivo desgaste del gobierno, que, como consecuencia de los factores señalados, experimentó retrocesos sustanciales en todas las citas electorales; y el enfrentamiento a la política unilateral del presidente George Bush en Irak, que le permitió a Schröder recuperar coyunturalmente parte de la popularidad perdida en los meses anteriores y favoreció la formación de un nuevo gobierno rojiverde tras las elecciones de septiembre de 2002.

Pese a ser la primera potencia industrial de Europa registraba un crecimiento negativo del PIB (que pasó del 3 % en 2000, al 0,6 % en 2001 y al 0,2 % en 2002, con dos trimestres consecutivos por debajo del cero que permitían hablar técnicamente de recesión), lastrado aún por el impacto de la unificación alemana de los años noventa y por la política de subvenciones que, dentro de la UE, se destina al desarrollo de las regiones económicamente más atrasadas de los nuevos miembros, entre ellas España.

El año 2002 estuvo marcado por la quiebra de importantes empresas (la constructora Philill Holzmann, la filial de comunicación de Kirch, la de construcción mecánica Badcock Borsig...) y por la reforma del sistema de pensiones de jubilación, que además del régimen general introdujo otro de capitalización subvencionada que se acompañó de una subida de dos puntos en las cotizaciones de la seguridad social. El año 2003 fue un hervidero de propuestas patronales y luchas sindicales ante las incertidumbres creadas por la reestructuración del sector bancario y por los planes de reforma del mercado laboral. Tales incertidumbres se concretaron el 2 de julio de 2004 cuando el Bundestag aprobó medidas que, a partir de enero de 2005, iban a imponer a los parados la obligación de aceptar cualquier trabajo que les fuese ofrecido. Y se impuso también una reducción del período de percepción del subsidio de desempleo, que pasaba de 32 a 12 meses, transcurridos los cuales los parados quedarían al amparo exclusivo del régimen de asistencia social. En el orden macroeconómico, el gobierno arbitró una asunción del déficit presupuestario del estado que, a finales de 2003, rompía con los compromisos de convergencia contraídos en el seno de la UE y que gracias a la posición dominante del país y al apoyo francés y holandés dejó de momento sin efecto las sanciones previstas por los acuerdos de Maastricht.

Aunque en las elecciones legislativas del 22 de septiembre de 2002 el SPD sólo logró el mismo porcentaje de votos (38,5 %) que el CDU-CSU, el avance de sus socios de gobierno, Los Verdes (8,6 %), permitió la formación de un segundo gobierno rojiverde. Como novedad, el nuevo gabinete creó un gran Ministerio de Trabajo y Economía, cuya titularidad recayó en Wolfgang Clement, ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia. Pero en las restantes citas electorales los socialdemócratas encadenaron una derrota tras otra: en los länder de Hesse y Baja Sajonia (2 de febrero de 2003) y en el de Schleswig-Holstein (2 de marzo de 2003), hecho que le llevó a perder la mayoría en el Bundesrat; el 23 de mayo de 2004, fue derrotada la candidata gubernamental a la presidencia de la república, Gesine Schwan, al elegir la Asamblea Federal al candidato de la oposición democristiana y liberal (CDU-CSU-FDP), el ex director-gerente del FMI, Horst Köhler; en las europeas del 13 de junio de 2004 el CDU-CSU barrió, con el 44,5 % de los votos, al SPD, que sólo obtuvo el 21,5 % en su peor resultado electoral desde el final de la II Guerra Mundial: entre septiembre de 2002 y junio de 2004 la socialdemocracia alemana había perdido 13 millones de votos.

[ Vegeu també: Alemania, chirridos rojiverdes / La Alemania de la gran coalición ]

Austria

Las contradicciones en la coalición de gobierno conservadora-liberal (Partido Popular-Partido Liberal, ÖVP-FPÖ) se evidenciaron en 2002 en dos cuestiones que tuvieron a la FPÖ como principal impulsora: la proposición de ley para la integración de los inmigrantes, que se basó en la obligatoriedad de seguir cursos de alemán y en la amenaza de expulsión para quienes no los superaran, y en la oposición a la central nuclear de Temelin, en la vecina República Checa, usada en la práctica como subterfugio en contra de la ampliación de la UE. Dos temas que evidenciaron la xenofobia y el euroescepticismo de sus promotores, y que en el segundo caso llevó a un referéndum en el que fue rechazada masivamente la puesta en marcha de la central. Las contradicciones se acentuaron tras las dimisiones en septiembre de 2002 de la vicecancillera Suzanne Riess-Passer y de varios ministros del FPÖ, que fueron blanco de las críticas de las bases del partido y de su ex presidente, Jörg Heider, por haber aceptado que se aplazara la reducción de impuestos que preconizaban. La crisis se resolvió con unas elecciones anticipadas que el 24 de noviembre barrieron al FPÖ (10 % de los votos, frente al 26,9 % de 1999) y dieron la victoria al ÖVP (42,3 %), al tiempo que se registraba una subida del socialdemócrata SPÖ (36,5 %) y de Los Verdes (9,5 %). Tras fracasar los intentos de formación de un gobierno conservador-socialdemócrata, se volvió a la fórmula conservadora-liberal anterior. El nuevo gobierno, otra vez bajo la jefatura del canciller Wolfgang Schüssel, tomó posesión el 28 de febrero de 2003.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004 el SPÖ (33,4 %) desbancó como primera fuerza a la gubernamental ÖVP (32,7 %), mientras la Lista Martin , del eurodiputado socialista rebelde Hans-Peter Martin (14 %), y Los Verdes (12,8 %) arrinconaban al FPÖ (6,3 %). El 6 de julio murió el presidente de la república, Thomas Klestil, pasando su puesto a ser asumido interinamente por Schüssel.

Bélgica

La coalición sextipartita social-liberal del primer ministro Guy Verhofstadt aprobó en 2002 una legislación pionera en materia de despenalización y regulación de la eutanasia; también un programa de fomento de las energías alternativas y un plan de desmantelamiento de las centrales nucleares, que deberá completarse antes del año 2025. Se trataba de medidas que reflejaban la presencia en el gabinete de dos partidos verdes: el valón Écolo y el flamenco Agalev. Pero ambos fueron barridos en las elecciones del 18 de mayo de 2003, en que Écolo obtuvo sólo cuatro diputados y un senador, y Agalev pasó del 11 al 3,5 % de los votos y se quedó sin representación estatal. Era una consecuencia de la beligerancia ecologista respecto al paso de vuelos nocturnos sobre el área metropolitana de Bruselas, que unos meses antes había sido objeto de un pacto federal con los gobiernos regionales. Las elecciones supusieron un refrendo de las posiciones de los liberales y del Partido Socialista valón y la alianza flamenca del Partido Socialista.Autres con Spirit (escindido del regionalista Volkunie), que hicieron de los socialistas la fuerza más votada, aunque al final los liberales les aventajaran en un escaño (49 frente a 48), creando las condiciones idóneas para la repetición de la alianza social-liberal, de nuevo con Verhofstadt como primer ministro. Los democristianos se vieron relegados por primera vez al papel de tercera fuerza, mientras el ultraderechista Vlaams Blok lograba el 18 % de los votos en Valonia.

El apoyo belga a las posiciones de Alemania y Francia respecto a la guerra de Irak dio origen a una gran presión de la diplomacia estadounidense, que en julio de 2003 determinó la derogación de las leyes de competencia universal de la justicia belga, al amparo de las cuales habían sido admitidas a trámite demandas contra George Bush y Colin Powell por crímenes contra la humanidad.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004 el partido más votado fue Cristianos, Demócratas y Valones (CD&V), aunque empatara con los socialistas en escaños.

Checa, República

Las elecciones legislativas de junio de 2002 permitieron al Partido Socialdemócrata Checo (30,2 % de los votos y 70 escaños) romper la alianza contra natura con su principal adversario, el Partido Cívico Democrático (ODS), que había sido su socio durante la legislatura 1999-2002, en un gobierno presidido por el socialista Milos Zeman. Libres de ese compromiso, en julio los socialistas sellaron un pacto de legislatura con dos agrupaciones políticas menores, el democristiano Partido Popular (14,2 % y 31 diputados) y la liberal Unión de la Libertad. El nuevo ejecutivo, presidido por el también primer ministro socialista Vladimir Spidla, tuvo que enfrentarse a su primera prueba a los pocos días, cuando, en agosto, el país fue el principal damnificado por las inundaciones de Europa central, calificadas como las mayores registradas en la región desde el siglo XV. Las aguas del Vltava (Moldava) alcanzaron las zonas turísticas y el mismo centro histórico de Praga, y los daños se paliaron con una ayuda de 1.500 millones de euros concedida por la UE. En los días 1 y 2 de noviembre se celebraron elecciones municipales y senatoriales. Las primeras dieron la victoria a los candidatos independientes en todo el país y al ahora opositor ODS en las principales ciudades. Las senatoriales confirmaron el tirón del ODS, que pasó a ocupar 26 de los 81 escaños de la cámara alta, mientras que por primera vez entraban en ella siete representantes de fuerzas no parlamentarias y la coalición de gobierno perdía la mayoría.

En febrero de 2003 expiró el mandato del presidente Václav Havel, quien fue sustituido por el líder del opositor ODS, Václav Klaus, tras un procedimiento de elección parlamentaria que no pudo ser completado hasta marzo, porque necesitó de varias votaciones ante las disensiones del Partido Socialdemócrata y la dificultad de la coalición gobernante para consensuar un candidato único. Tres meses después, los días 13 y 14 de junio, el electorado checo rompió la importante resistencia de los euroescépticos y, con una participación del 55,2 %, aprobó el tratado de adhesión a la UE con el 77,3 % de los votos favorables. La República Checa participó en la coalición internacional contra Irak con el envío de 80 policías. El ingreso del país en la UE se haría efectivo el 1º de mayo de 2004.

Dinamarca

El problema de la inmigración centró en 2002 buena parte de la vida política nacional ante la legislación restrictiva sometida al parlamento por el gobierno del primer ministro Anders Fogh Rasmussen. Dicha legislación endureció, entre otras, las condiciones del reagrupamiento familiar de los inmigrantes y amplió de tres a siete los años necesarios para la obtención de un permiso de residencia permanente. El gobierno liberal-conservador contó al efecto con el apoyo del Partido del Pueblo Danés (DF), que había obtenido el 12 % del voto en las generales y jugó después un papel decisivo en el rechazo danés a la adopción del euro.

En 2003 el gobierno de Rasmussen dio apoyo a la política del presidente George Bush en Irak, por lo que Dinamarca participó con un contingente de 420 militares en la fuerza internacional que ocupó ese país.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004, la oposición socialdemócrata obtuvo el 32,5 % de los votos, frente al gubernamental Partido Liberal, que sólo tuvo el 19,4 %. Por su parte, el euroescéptico DF vio reducido el voto al 6,8 %.

Eslovaquia

En 2002 y 2003 la experiencia reformista apuntaba a la integración en la OTAN y la UE, y se saldó con resultados poco efectivos en lo social y económico. Para colmo, las inundaciones del verano de 2002 fueron las más importantes sufridas por la Europa central desde el siglo XV y causaron numerosos daños. En Eslovaquia, el golpe económico se palió con una ayuda de 35 millones de euros concedida por la UE. En lo político fue una etapa de recomposición en la que hubo escisiones, desapariciones y refundación de partidos: el populista Ivan Gasparovic, ex presidente del parlamento y brazo derecho del que fue varias veces primer ministro Vladimir Meciar, fundó el Movimiento por la Democracia (HZD), y Robert Fico, el Partido Popular de Izquierdas, Orientación (SMERS), adscrito a la tercera vía que propugnaba Tony Blair. Pero las elecciones de septiembre de 2002 dieron continuidad al gobierno de coalición de centro-derecha del primer ministro, Mikulas Dzurinda, hundiendo la vida política en la atonía. Al mes siguiente, la Comisión Europea aprobó la integración de Eslovaquia para el 1º de mayo de 2004, aprobada con el 92,6 % de los votos en referéndum los días 16 y 17 de mayo de 2003. Eslovaquia participó en la coalición internacional contra Irak con el envío de una unidad de 102 efectivos. El 29 de marzo de 2004 el país se integró en la OTAN. En abril, vísperas de la entrada en la UE , las elecciones presidenciales dieron el triunfo a Gasparovic, que obtuvo el 59,9 % de los votos, frente a su ex correligionario Meciar (40,09 %), del Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS). En la primera vuelta de los comicios, celebrada el 3 de abril, Gasparovic había derrotado contra pronóstico a todos los candidatos de la coalición de gobierno y al mismo presidente Rudolf Schuster. Quince días después, el desinterés general hacia el duelo Gasparovic-Meciar (quienes durante sus diez años de gobierno se caracterizaron por una política inequívocamente antidemocrática) hizo que la abstención preconizada por algunos de los derrotados en la primera vuelta alcanzara el 56,5 %. El resultado de dicho duelo lo determinó finalmente el apoyo brindado por Fico al candidato ganador.

Eslovenia

Milan Kucan completó en 2002 su segundo y último mandato constitucional en la presidencia de la república. Fue sustituido en el puesto por Janez Drnvsek, primer ministro desde 1992 y candidato de Democracia Liberal de Eslovenia, quien obtuvo el 56,5 % de los sufragios en la segunda vuelta de las elecciones del 1 de diciembre de 2002, frente a la candidata independiente Barbara Brezigar, fiscal general del estado, que sólo obtuvo el 43,5 % de los votos. Previamente, el que aparecía como máximo rival de Drnvsek, el ex gobernador del Banco Central esloveno France Harthar, había quedado desacreditado por su implicación en un caso de corrupción destapado cuatro meses antes.

Las instituciones del país tuvieron un comportamiento democrático modélico al convocar el 23 de marzo de 2003 un referéndum sobre el ingreso en la OTAN y la UE. Fue el único de los países de la Europa del este que sometió a consulta la opción atlantista, y el resultado conseguido fue del 66 % de los votos favorables, sensiblemente inferior al resultado de la consulta sobre la adhesión a la UE, que consiguió el 89,6 % de los votos: el resultado más rotundo de los diez países de nuevo ingreso, que se formalizaría el 1 de mayo de 2004. Las condiciones de la adhesión preveían períodos transitorios de aplicación de los acuerdos en 9 de los 31 capítulos pactados.

España

[ Vegeu també: España 1999-2001 / El PP ante los idus de marzo: de la mayoría absoluta a la oposición / Cent dies del segon tripartit a Catalunya (Notes per a un debat televisiu) / Travestismo franquista: de la dictadura a la inacabable transición ]

En el período 2002-2004, la política personalista del presidente José María Aznar, basada en la mayoría absoluta conseguida en 2000, llevó a unir la política exterior española y el destino de su propio partido a la guerra preventiva contra el terrorismo lanzada por EEUU. Esa política, que fue una apuesta en favor del «vínculo atlántico» con la primera potencia militar del mundo, impuso al mismo tiempo un alejamiento respecto al «eje franco-alemán» constitutivo del núcleo duro de la UE, en ese tiempo enzarzada en el procedimiento de una constitución europea a la que Aznar ponía serias dificultades. Las encuestas señalaban que en marzo de 2003 el 90 % de la población española era contraria a la guerra contra Irak y a la participación en ella que defendía el gobierno, y este dato se acompañó en la calle por unas movilizaciones ciudadanas que, pese a alcanzar una masividad nunca vista, no modificaron un ápice la posición del gobierno ni impidieron el envío de tropas. Mientras, el enconamiento de la vida política (atizado por problemas como la catástrofe ecológica del Prestige, la LOGSE, el PHN y la conflictualidad que derivaba de la actitud del gobierno central en temas presupuestarios, fiscales e identitarios de Cataluña) se traducía en todos sus niveles en una crispación que parecía heredera de la que, desde 2000, suscitaba el conflicto del País Vasco entre los sectores afines al PP, y que, pese a la eficacia de la lucha contra ETA y la ilegalización de Batasuna, proseguía a propósito del plan soberanista del lehendakari Juan José Ibarretxe.

En ese contexto, las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo de 2003 colocaron, por primera vez desde 1996, al PSOE por delante en número de votos, aunque no en concejales, y le dieron la victoria en la Comunidad de Madrid por un apretado margen, aunque tuvieron que repetirse por un oscuro caso de transfugismo que finalmente, el 26 de octubre, dio el gobierno al PP. Además, las elecciones autonómicas catalanas del 16 de noviembre condujeron a la formación de un gobierno calificado de «tripartito» (aunque en realidad estuviera integrado por cuatro: Partit Socialista de Catalunya-PSOE, Esquerra Republicana de Catalunya, Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Unida i Alternativa, los dos últimos como parte de una candidatura única), catalanista y de izquierdas, que desplazó del gobierno catalán al tradicional socio del PP, la federación Convergència i Unió, que sin embargo seguía siendo la fuerza más votada. En ese momento, el PSOE había incorporado ya a su programa las reivindicaciones de los manifestantes contra la guerra, y en primer lugar la retirada de las tropas españolas en Irak.

A tres días de las elecciones estatales de marzo de 2004, cuando las encuestas señalaban una situación de virtual empate técnico entre el PP y el PSOE, el país se vio conmocionado por el mayor atentado de la historia de Europa, que dejó 192 cadáveres en Madrid. El hecho de que, durante dos días, el gobierno atribuyera la autoría de dicha acción a ETA en menoscabo de pistas que apuntaban claramente al terrorismo islamista internacional, iba a convertirse en un elemento de confrontación más durante la jornada de reflexión previa a los comicios. La interpretación sobre las consecuencias que ambos sucesos (el atentado y su espuria atribución) tuvieron en el voto del 14 de marzo, que dio la victoria al PSOE, iba a convertirse en el tema estrella de la política española del resto del año, primero al considerar los perdedores que la victoria socialista no se habría producido sin la concurrencia del atentado y, después, tras la evidencia irrefutable de la autoría islamista, al empecinarse en la hipótesis de la colaboración de ETA, que, de ser cierta, los ampararía frente a los errores cometidos y, sobre todo, frente a las dudas sobre su propia honestidad sembradas por la actuación del gobierno durante la crisis.

El nuevo presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, haciendo honor a su promesa electoral, optó por el retorno inmediato de las tropas, una decisión que le indispuso con EEUU; dio apoyo a la Constitución europea, recomponiendo los lazos con Alemania y Francia, e impulsó un programa de reformas basado en la defensa de derechos civiles (como la laicidad), la ayuda a quienes por razones de edad o salud se encuentran en situación de dependencia y una descentralización administrativa que, pese a la naturaleza jurídica del estado de las autonomías, al concluir el año, parecía apuntar a la necesidad de reformas constitucionales. Un conjunto de medidas que, pese al «buen talante» desplegado por el presidente en todas sus actuaciones, apenas sirvió para atemperar la crispación que de nuevo impusieron a la política española los sucesores de Aznar.

[ Vegeu també: España 1999-2001 / El PP ante los idus de mazo: de la mayoría absoluta a la oposición / Cent dies del segon tripartit a Catalunya (Notes per a un debat televisiu) / Travestismo franquista: de la dictadura a la inacabable transición ]

Estonia

Tras la dimisión en enero de 2002 del primer ministro, Mart Laar, el presidente Arnold Rüütel nombró a Siim Kallas para el puesto y se mantuvo la alianza gubernamental entre el populista Partido del Centro y el neoliberal Partido de la Reforma. La dimisión de Laar culminaba una crisis abierta por la ley de reconocimiento de los derechos lingüísticos de la minoría rusófona, arbitrada para resolver lo que en medios europeos se estimaba simple imposición de la mayoría estonia.

En las elecciones legislativas del 2 de marzo de 2003, dirimidas en el contexto adverso de una coyuntura económica que favoreció la prioridad del debate sobre temas fiscales, el Partido del Centro revalidó su condición de partido más votado, pero fue desbancado del poder al prosperar una nueva fórmula de gobierno tripartito en la que el Partido de la Reforma, bajo el liderazgo del nuevo primer ministro, Juhan Parts, sumó sus fuerzas a la Unión Popular y a la nueva y pujante formación Res Pública, constituida en 2002.

En septiembre de 2003 el electorado estonio, que según las encuestas era uno de los más euroescépticos de la Europa del Este, aprobó en referéndum por amplia mayoría el tratado de la UE. El país había sido admitido por la Comisión Europea en octubre del año anterior, y el ingreso se hizo efectivo el 1 de mayo de 2004. En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004 la abstención fue del 71,7 %, las formaciones del gobierno tripartito no consiguieron ninguno de los seis escaños que correspondían al país, y el partido más votado fue el opositor Partido Socialdemócrata (36,8 % de los votos y tres escaños). Estonia mantuvo en 2003-2004 un equipo de 31 militares en la fuerza internacional de ocupación de Irak.

Finlandia

En enero de 2002 el gobierno del primer ministro Paavo Lipponen aprobó la construcción de la central nuclear de Teollisuuden Voima, la quinta de Finlandia. El país se convertía así en el primero de Europa que revisaba la moratoria nuclear que desde 1980 rige de facto en el mundo occidental. La medida conllevó la dimisión del ministro de Medio Ambiente, único representante verde en el gobierno de la coalición del «arco iris» nucleada por el Partido Social Demócrata. Las elecciones legislativas del 16 de marzo de 2003 discurrieron sobre el telón de fondo de la crisis de Irak y dieron la victoria al Partido del Centro (24,8 %), de Anneli Jäätteenmäki, por un escaso margen de votos sobre el gubernamental Partido Social Demócrata (24,5 %), de Lipponen. Durante la campaña, la líder centrista acusó a Lipponen de mantener una excesiva ambigüedad respecto al unilateralismo del presidente Bush en Irak. El 15 de abril, Jäätteenmäki se convirtió en la primera mujer que accedía al cargo de primer ministro de Finlandia, tras lograr un acuerdo para la formación de un gobierno con los socialdemócratas y con el Partido del Pueblo Sueco. Poco después, el 18 de junio, se vio obligada a dimitir, tras descubrirse que en aquellas críticas a Lipponen se había beneficiado de documentos confidenciales obtenidos de un colaborador de Tarja Halonen, la presidenta de la república. El 25 de junio, Jäätteenmäki fue reemplazada en el puesto por su ministro de Defensa y correligionario Matti Vanhanen.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004 el partido más votado fue la derechista Coalición Nacional (23,7 % de los votos), seguido por el Partido del Centro (23,3 %) y el Partido Social Demócrata (21,1 %).

Francia

[ Vegeu també: Coyuntura internacional de 1996 / África, «Au revoire la France» / Vagues explosives: i contra què i contra qui. / El susto Le Pen ]

En enero de 2002 el gobierno consiguió que el Consejo Constitucional anulara el estatuto legislativo especial que la Asamblea Nacional concedió a Córcega en 2001. Las elecciones presidenciales de abril estuvieron marcadas por la irrupción del ultraderechista Frente Nacional, de Jean-Marie Le Pen, quien en la primera vuelta desbancó al candidato de la izquierda, el primer ministro socialista Lionel Jospin, y disputó de tú a tú la presidencia de la república al presidente Jacques Chirac. El carácter poco menos que plebiscitario que revistió así la segunda vuelta se resolvió con un triunfo aplastante de Chirac, beneficiario del apoyo de la izquierda y destinatario de más del 82 % de los votos, y arrastró a la dimisión del gobierno socialista y la formación de otro de transición de centro-derecha con Pierre Raffarin como primer ministro. Fue la opción que, en las elecciones legislativas de junio, bajo el paraguas de la Unión para la Mayoría Presidencial, se vio ratificada en las urnas, mientras que el FN no sólo no pudo repetir su anterior hazaña, sino que quedó sin representación parlamentaria. Entre las primeras medidas de la nueva mayoría, revistió especial significación la derogación de la semana de 35 horas, conquista emblemática del programa de la izquierda plural francesa en la anterior legislatura.

El nuevo gobierno se enfrentó en 2003 a la agitación social provocada por una reforma del sistema de pensiones que recortaba el estado del bienestar y que, aunque motivó en mayo una huelga general de amplio seguimiento, fue aprobada en junio. Ese mismo mes, Raffarin salió airoso de una moción de censura planteada por la izquierda en contra de su política social y económica.

En 2003-2004, la política exterior gala se distinguió por la intervención militar en Costa de Marfil, donde jugó un oscuro y decisivo papel en la defensa de sus intereses neocoloniales, amenazados por el golpismo castrense y los conatos de una guerra civil marfileña. Más brillante fue el protagonismo asumido por Chirac en la denuncia de la política de Bush en Irak: aliado con Gerhard Schröder, fortaleció el eje diplomático franco-alemán de la UE en cuanto polo de poder autónomo que, tras condenar la ilegalidad de la guerra en Oriente medio, recondujo el unilateralismo de Estados Unidos al marco de Naciones Unidas.

En las elecciones regionales del 28 de marzo de 2004 el Partido Socialista y la izquierda triunfaron, con el 49 % de los votos, en 21 de las 22 regiones metropolitanas (todas salvo Alsacia). La tendencia se confirmó en las europeas del 13 de junio, cuando el electorado francés siguió la tónica general de castigar a sus gobernantes y dio la victoria al Partido Socialista (28,9 % de los votos), en detrimento de la Unión por un Movimiento Popular (16,5 %), de Jacques Chirac.

[ Vegeu també: Coyuntura internacional de 1996 / África, «Au revoire la France» / Vagues explosives: i contra què i contra qui. / El susto Le Pen ]

Grecia

En enero de 2002 el país arrinconó el dracma para adoptar el euro como moneda de cambio. El éxito de la operación, que había tropezado con el prejuicio nacionalista forjado en torno a la más antigua de las monedas europeas, completaba el camino emprendido por el gobierno del primer ministro Costas Simitis hacia la plena integración en la UE. Meses más tarde, en julio, el gobierno se apuntó un gran éxito policial cuando el estallido fortuito de un artefacto en las manos de un terrorista condujo a la desarticulación del Diecisiete de Noviembre (17-N), un grupo de ideología marxista-leninista que jamás había sufrido una «caída», a pesar de que, en sus 27 años de existencia, cometió una cincuentena de atentados que costaron la vida a una veintena de personas.

En el primer semestre de 2003, el gobierno asumió el turno rotatorio de la presidencia trimestral de la UE y tuvo que desenvolverse en la complicada situación creada por la crisis que condujo a la guerra de Irak y a la división abierta en Europa por los países alineados con la política de Estados Unidos. Las circunstancias no fueron, desde luego, las más favorables para el cumplimiento de la prometida reunificación de Chipre, la gran asignatura pendiente del país.

El 7 de marzo de 2004 las elecciones legislativas, marcadas por el cambio generacional en el liderazgo de los principales partidos, pusieron fin a diez años de gobierno socialista. La conservadora Nueva Democracia, dirigida por Costas Karamanlis (sobrino de su anterior líder, Constantino Karamanlis), recuperó el poder con mayoría absoluta ( 45,5 % de los votos y 165 escaños), mientras el Partido Socialista Panhelénico, PASOK, dirigido por Yorgos Papandreu (hijo del ex líder socialista Andreas Papandreu) pasó a la oposición (40,5 % y 117 escaños). En las elecciones europeas del 13 de junio, los griegos se sustrajeron de la tendencia general al abstencionismo y al voto de castigo a los gobiernos. Votó el 62,7 % del electorado, y lo hizo a favor de Nueva Democracia (43,1 %), quedando el PASOK (34 %) en segunda posición.

Hungría

Las elecciones legislativas de abril de 2002 dieron la victoria al Partido Socialista (178 escaños), que, en coalición con la Alianza de los Demócratas Libres (19 escaños), desplazó del poder al gobierno derechista del primer ministro Victor Orban, muy proclive a las posiciones de la ultraderecha nacional representada por Istvan Csurka. El nuevo gabinete del socialista Peter Medgyessy se entregó a completar el proceso para la integración en la UE y vio refrendada su política por el resultado de las elecciones municipales del 20 de octubre de 2002, que con el 51,6 % batieron el récord de participación en una elecciones locales, y por un voto afirmativo del 83,7 % en el referéndum de adhesión a la UE del 12 de abril de 2003.

La ley del Estatuto acaparó buena parte de la problemática política húngara del período 2001-2003. Aprobada en una primera versión en julio de 2001, dicha ley se planteó como una solución para la minorías magiares residentes en los países vecinos (3,4 millones, de los cuales 1,6 millones en Rumanía), que, en muchos casos, se desplazan a diario a sus puestos de trabajo en Hungría. La existencia de estas minorías constituye uno de los problemas más graves planteados al país en sus relaciones internacionales. Dicha legislación, que proporcionaba la doble nacionalidad a quienes consideraba sus ciudadanos en virtud de su «pertenencia a la nación húngara», fue rechazada por la «comisión de Venecia» de la Comisión Europea , que la consideró discriminatoria y trataba de evitar los conflictos interterritoriales que pudieran surgir en su seno a partir del 1º mayo de 2004, cuando Hungría y dos de los países afectados por el problema (Eslovenia y Eslovaquia) entraran en la UE. Una nueva versión de la ley del Estatuto, aprobada el 23 de junio de 2003, vació de contenido el espíritu de la primera al hacer sujetos de la misma a aquellas personas «relacionadas con el patrimonio cultural húngaro», una fórmula que, junto con los recortes de derechos sociales que conllevaba, no satisfizo, desde luego, a los beneficiarios de la frustrada iniciativa legislativa.

En 2003 el país participó en la guerra contra Irak con el envío de 300 hombres.

Irlanda

En 2002 se consumó el final del «milagro económico irlandés», que entre 1994 y 2000 había proporcionado al país índices de crecimiento del PIB del 8 % anual, los más elevados de Europa. En 2001 el PIB había descendido al 6 % y en 2002 aún fue del 5,9, pero en 2003 cayó al 4,5 %, aún sin embargo el más elevado de una UE que, en líneas generales, seguía debatiéndose entre la crisis y la recuperación. El crecimiento irlandés era un efecto directo de los fondos de cohesión europeos (que también habían roto con el tradicional paro endémico de la isla) y de las elevadas inversiones de capital estadounidense. El 7 de marzo de 2002, Irlanda rechazó en referéndum una propuesta gubernamental de reforma de la ley del aborto que endurecía las condiciones ya de por sí restrictivas impuestas para interrumpir los embarazos: la diferencia a favor del «no» fue sólo de 10.556 votos, evidenciando la división existente en torno a la cuestión. Este resultado, que se sumaba al rechazo a la ratificación del Tratado de Niza (sometido en junio de 2001 a referéndum y rechazado por la reducción de las ayudas comunitarias que iba a suponer la ampliación de la UE), supuso un nuevo fracaso del primer ministro Bertie Ahern, que sólo se palió el 19 de octubre de 2002, cuando un nuevo referéndum dio vía libre a la ratificación del tratado que consagraba la ampliación. En las elecciones legislativas del 17 de mayo, la mayoría conservadora en el poder aún se beneficiaba de esta situación económica privilegiada, por lo que el gobierno del Fianna Fail consiguió la mayoría absoluta (41,5 % de los votos y 80 escaños) y su partido aliado, Demócratas Progresistas (4 % y 8 escaños), estaba en condiciones de proporcionarle amplios apoyos parlamentarios.

En 2003, el gobierno irlandés mantuvo difíciles equilibrios para conciliar las protestas antibelicistas de su población con los intereses estadounidenses en el país y las presiones del gobierno Bush, un hecho que determinó la cesión del aeropuerto de Shannon como escala en el envío de tropas estadounidenses a Irak.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004 la participación fue del 59,7 % del electorado, que dio el triunfo al Fianna Fail (28,8 %), seguido del derechista Fine Gael (26,5 %).

Italia

En 2002-2004, la polarización de la vida política italiana osciló entre la derechización del gobierno del primer ministro, Silvio Berlusconi, y las protestas de la izquierda y las organizaciones sindicales: un fenómeno que en 2004 se tradujo en el desplazamiento del electorado hacia la izquierda y en las dificultades crecientes de Berlusconi para gobernar.

En marzo de 2002, la llegada de un barco con emigrantes kurdos a Sicilia determinó el endurecimiento de las leyes sobre inmigración, principal estandarte de uno de los socios de Berlusconi, Umberto Bossi, de la Liga Norte : una ley muy restrictiva fue aprobada al respecto en junio de 2002, aunque al cabo, en junio de 2004, fuese derogada por inconstitucional. El 19 de marzo de 2002 las redivivas Brigadas Rojas asesinaron a Marco Biagi, uno de los autores del Libro Blanco conforme al cual el gobierno trataba de aplicar, al margen de la concertación social, sus doctrinas neoliberales en el ámbito laboral: el despido libre. Las manifestaciones sindicales de condena movilizaron a más de un millón de trabajadores contra el terrorismo y contra Berlusconi y su política laboral, preludiando las huelgas generales de abril y octubre contra la política económica del gobierno y su reforma del mercado de trabajo. En diciembre de 2002 regresó del exilio el heredero de la corona, el príncipe Víctor Manuel de Saboya, amparado por una modificación del texto constitucional que suprimió en julio la cláusula del destierro impuesto a la familia real.

En 2003, el gobierno hizo oídos sordos a las manifestaciones de sus ciudadanos contra la guerra, que fueron las más numerosas del mundo, y devino uno de los incondicionales de la política de Bush: autorizó el uso de sus bases aéreas para el ataque a Irak y participó directamente con una fuerza de 3.000 efectivos en la fuerza internacional de ocupación. Acosado por la justicia en relación con sus negocios fraudulentos, Berlusconi impuso en junio su mayoría parlamentaria para aprobar una ley de impunidad de las más altas magistraturas de la nación.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004, la participación del electorado italiano se situó entre las más altas (73,1 %) y la coalición de izquierdas obtuvo el 31,1 % de los votos, por delante de Forza Italia (21 %) y la neofascista Alianza Nacional (11,5 %). La tendencia se reforzaría en las elecciones locales del 27 de junio. En ellas, la coalición Forza Italia, de Berlusconi, sufriría un severo castigo frente a la izquierda coaligada en El Olivo, que se impuso en 22 de los 30 principales municipios y en 52 de las 63 divisiones provinciales, incluida la de Milán, tradicional bastión de Berlusconi. Como consecuencia de estos resultados, Forza Italia quedó sumida en una grave crisis de gobierno que llevó a la dimisión del ministro de Economía, Giulio Tremonti.

Letonia

En mayo de 2002 el parlamento atemperó algunas de las exigencias lingüísticas de la ley electoral que favorecían al letón en perjuicio del ruso y habían suscitado críticas en la UE. En octubre de 2002 el centro-derecha volvió a triunfar en las elecciones legislativas y el gobierno de coalición tripartito del primer ministro Andris Berzins se abrió a una nueva fórmula ampliada de carácter cuatripartito en la que asumió la jefatura Einars Rapse. Éste era el líder de la recién estrenada Nueva Era, un partido reformista constituido en febrero de 2002 y que, naturalmente, se convirtió en el cuarto en discordia de la situación.

En junio de 2003 el parlamento renovó por otros cuatro años el mandato de la presidenta Vaira Vike-Freiberga. Las difíciles relaciones con Rusia pasaron en 2002-2004 por su momento crítico a raíz de la privatización de Ventspils Nafta, el único complejo petrolero báltico sin participación rusa. Consecuente con su americanismo, en 2003-2004 el país aportó una unidad de 120 militares a la coalición internacional contra Irak. Su incorporación a Occidente se consumó en 2004: e l 29 de marzo se integró en la OTAN y (tras haber aprobado el Tratado de la Unión en un referéndum que el 20 de septiembre de 2003 obtuvo el 67 % de votos afirmativos) el 1 de mayo ingresó en la UE. En las elecciones europeas de 2004, que Letonia adelantó un día, al 12 de junio, registró una abstención del 58,8 % y el gobierno obtuvo 8 de los 9 escaños en disputa.

Lituania

Buena parte de la vida política del país giró, en 2002-2004, en torno a la lucha electoral por la presidencia, marcada tanto por las circunstancias normales del calendario electoral, como por las circunstancias excepcionales que incurrieron en el presidente Rolandas Paksas.

Paksas, avalado por el desempeño anterior del puesto de primer ministro, dirigía desde marzo de 2002 el nuevo Partido Liberal Demócrata, y en diciembre de 2002 en la primera vuelta de aquellas elecciones, pasó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales como el rival más votado del presidente Valdas Adamkus. En la segunda vuelta, disputada el 5 de enero de 2003, se alzó con la victoria (54,9 % de los votos) y fue investido nuevo presidente. Pero Paksas fue acusado a finales de año de mantener conexiones con la mafia rusa que le habrían llevado a violar secretos de estado, a conceder ilegalmente la ciudadanía al ruso Yuri Borisov y a terciar a favor de las empresas rusas relacionadas con el tráfico de armas en el proceso de privatizaciones. El enfrentamiento del presidente con el parlamento concluyó el 6 de abril de 2004 con la destitución de Paksas.

El gobierno social-liberal de Algirdas Brazauskas, integrado por el Partido Socialdemócrata y la coalición Unión Nueva/Social Liberales comenzó las negociaciones para el ingreso del país en la UE en 2002, firmó el tratado de adhesión el 16 de abril de 2003 y lo sometió a ratificación en referéndum el 11 de mayo siguiente, en que con una participación del 64 %, obtuvo el 90 % de los votos a favor. El 29 de marzo de 2004 el país formalizó el ingreso en la OTAN y un mes después, el 1 de mayo, ingresó en la UE.

En 2004 la primera vuelta de las elecciones presidenciales adelantadas se hizo coincidir con las elecciones europeas, celebradas el 13 de junio: pasaron a la segunda vuelta el ex presidente Adamkus (28 % de los votos) y Petras Austrevicius (19,6 %); en las europeas, la abstención fue del 51,8 % y el socialista DP fue el partido más votado: 30,4 % de los votos, que le dieron 4 de los 13 escaños que correspondían al país.

Lituania participó en 2003-2004 con una fuerza de 118 militares en la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra Irak.

Luxemburgo

Luxemburgo conservó el principio del secreto bancario en sus operaciones financieras, tras aceptar en 2003 la aplicación de una tasa sobre los intereses del capital: del 15 % en 2004, que deberán alcanzar el 35 % en 2010.

Países Bajos

El gobierno del primer ministro Wim Kok dimitió en marzo de 2002 al asumir sus responsabilidades en la matanza perpetrada en julio de 1995 por las tropas serbias en Srebrenica, donde los cascos azules neerlandeses incumplieron con su función de proteger a la población bosnia local. En vísperas de los comicios anticipados del 15 de mayo de 2002, el asesinato del líder populista y xenófobo Pym Fortuyn (cuya recién formada Lista Pym Fortuyn, LPF, había cobrado un gran impulso en las elecciones municipales de unos meses antes) conmocionó a la sociedad holandesa y determinó un vuelco del panorama político: el opositor Partido Cristiano Demócrata (CDA) fue el más votado (28 % y 43 escaños), aunque la llave de la gobernabilidad pasó a la LPF (17 %, 26 escaños). El gobierno de coalición resultante, formado el 27 de julio por el primer ministro Jan-Peter Balkenende tras dificultosas negociaciones, entró en crisis debido a las disputas sucesorias que la muerte de Fortuyn originó en la LPF. Balkenende disolvió su gobierno en octubre y convocó nuevos comicios.

En las elecciones anticipadas del 22 de enero de 2003 ganó de nuevo el CDA (28,2 % de los votos y 44 escaños) y se asistió a la recuperación de uno de los grandes derrotados, el socialdemócrata Partido del Trabajo (PVDA, 27,3 % y 43 escaños), mientras que los sucesores de Fortuyn (5,9 % y ocho escaños) quedaban marginados. Con Balkenende de nuevo como primer ministro y su CDA como formación mayoritaria, el centro-derecha neerlandés constituyó en mayo un gobierno con la participación conservadora liberal del Partido Popular por la Libertad (VVD) y los liberales de Democracia 66.

En 2003 los Países Bajos mandaron una fuerza de 1.100 hombres a la coalición internacional contra Irak. En las elecciones europeas del 13 de junio, con una abstención del 60,9 %, el electorado confirmó las tendencias de voto anteriores: CDA, 24,4 % y PVDA 23,6 %.

Polonia

[ Vegeu: Polonia, el troyano americano ]

La deterioración progresiva del clima político experimentada por Polonia a lo largo de 2002 se agravó en diciembre de ese año al verse implicado el primer ministro, Leszek Miller, en un caso de corrupción relacionado con la estrategia del productor cinematográfico Lew Rywin para conseguir una cadena televisiva. Las tensiones estallaron en marzo de 2003, cuando el Partido Agrario salió del gobierno por la negativa del Partido Social Demócrata (SLD, la formación de Miller) a aceptar la política fiscal y compensatoria que reivindicaban las organizaciones agrícolas ante el inminente ingreso de Polonia en la UE. El SLD formó entonces un gobierno minoritario con la Unión del Trabajo (UP), partido socialdemócrata constituido en 1989 por militantes de la izquierda de Solidaridad y disidentes comunistas.

El apoyo incondicional del gobierno polaco a la política unilateral de Estados Unidos fue otro de los focos de tensión acumulada, al sumar a las tropas ya destacadas en Afganistán y el Cáucaso, el despliegue de otros 2.460 efectivos en Irak, el mayor de los contingentes aliados en la zona que le fue asignada. El americanismo del gobierno polaco le llevó a apostar por un contrato multimillonario con el consorcio Lockheed Martin para proveer a su fuerza aérea de cazas F-16 en detrimento de sus competidoras europeos.

Sin embargo, en la consulta sobre el tratado de adhesión a la UE celebrado el 8 de junio de 2003, el 77,4 % de los votantes dieron el sí, frente a un 22,5 % que votó negativamente, y la participación fue del 58,5 %. Por su parte, Miller hizo causa común con el presidente español José María Aznar en las negociaciones sobre el reparto de poder en la futura UE, cosa que en diciembre de 2003 llevó a bloquear la aprobación de la Constitución europea. El 2 de mayo de 2004, al día siguiente del ingreso en la UE , Miller presentó la dimisión y fue sustituido por su correligionario Marek Belka en el puesto de primer ministro.

[ Vegeu: Polonia, el troyano americano ]

Portugal

[ Vegeu: Portugal, el copo socialista / El laberinto portugués: crisis, alternancia y cohabitación ]

Reino Unido

Las muestras de afecto hacia la reina madre, Elizabeth, suscitadas por su fallecimiento, ocurrido el 30 de marzo de 2002, fueron señaladas como una prueba de la popularidad de la institución monárquica, cuestionada a raíz de los numerosos escándalos que en la última década protagonizó la familia real. Tal interpretación vino a ser corroborada tres meses más tarde, en junio, por el amplio apoyo que recibieron los actos conmemorativos del 50ª aniversario del reinado de Isabel II. El debate político planteado en torno a este tema, y que con la subida en 1997 de los laboristas al poder, se amplió a la «tercera vía» de Toni Blair, la financiación de los servicios públicos -en especial de los sistemas sanitario y de pensiones- y la integración en la UE, se vio en parte eclipsado en 2002-2004 por el debate en torno a la crisis de Irak y el apoyo incondicional que el gobierno británico prestó a Estados Unidos en la guerra. Como consecuencia, las manifestaciones británicas en contra de la guerra se contaron entre las más importantes del mundo y el gobierno sufrió un espectacular descenso en las elecciones locales de mayo de 2003.

La política belicista del primer ministro arrastró a una crisis en las filas laboristas y a la dimisión de tres de sus ministros (Robin Cook, de Relaciones con el Parlamento; Philip Hunt, de Sanidad; John Denham, de Interior), pero logró finalmente que, con el apoyo de la oposición conservadora, el 18 de marzo de 2003 el parlamento autorizara el envío de hasta 45.000 soldados a Irak. Más tarde, dimitió la ministra de Desarrollo Internacional, Clare Short, en protesta por el relegamiento de la ONU en los planes de reconstrucción de Irak. En plena crisis de credibilidad del gobierno, se investigó la eventual falsificación de las pruebas sobre las armas de destrucción masiva que justificaron el ataque: por vía judicial, el caso del ex inspector de armas de Naciones Unidas David Kelly, que en julio de 2003 se habría suicidado víctima de supuestas presiones tras filtrar a la prensa la manipulación en los informes de los servicios secretos; por el parlamento, cuando ya se reconocía que dichas armas no existían, la utilización por el poder ejecutivo de aquellos informes. Blair salió bien librado en ambos casos, aunque se denunció que el informe Butler (julio de 2004) de la investigación parlamentaria había sido a su vez manipulado para no perjudicarle.

En octubre de 2002 el gobierno británico suspendió por cuarta vez las instituciones autonómicas del Ulster ante las reiteradas denuncias sobre los incumplimientos de los acuerdos de paz de Stormont (1998). En julio de 2003, en plena división europea ante la crisis bélica, el gobierno declaró que no se daban aún las condiciones para la adopción del euro.

Las elecciones europeas del 13 de junio de 2004, en que la abstención fue del 61,1 %, dieron al triunfo a los conservadores (27,4 % de los votos) sobre los laboristas (22,3 %) y sorprendieron porque hicieron del euroescéptico Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) la tercera fuerza nacional (16,8 %).

Suecia

El Partido Socialdemócrata, del primer ministro Göran Persson, mejoró sus resultados en las elecciones legislativas del 15 de septiembre de 2002 (39,8 % de los votos, frente al 36,3 % de 1998), frente a la conservadora Agrupación de Moderados, que obtuvo sus peores resultados desde 1976 (15,1 %), y el Partido Liberal (13,1 %). Persson pudo mantener una política continuista con una mayoría parlamentaria basada en el apoyo del ex comunista Partido de la Izquierda y Los Verdes. Pero fracasó en su propósito de incorporar el país a la zona euro, que fue rechazada en el referéndum del 14 de septiembre de 2003 (56,1 % noes contra 41,8 % síes) ante el convencimiento de que hubiera representado una amenaza para el estado del bienestar y a pesar del impacto emocional que, cuatro días antes, causó el asesinato de la ministra de Exteriores, Anna Lindh, principal valedora del voto favorable.

En las elecciones europeas del 13 de junio de 2004 la abstención fue del 62,8 %, pero no puso en peligro la mayoría gubernamental, que revalidó la victoria conseguida en las legislativas de 2002.

Lluís Cànovas Martí, «Apuntes sobre políticas nacionales en la UE (2002-2004)»Material de la Carpeta d'esborranys 2002-2004 de l'autor