África: Au revoire la France

Lluís Cànovas Martí  /  23.7.1997

Los países francófonos de África se disponen a despedir a su antigua metrópoli: tal es la situación creada por la decisión francesa, hecha pública hoy, 23 de julio, de retirar los efectivos militares acantonados en las bases de sus antiguas colonias. La orden, dada por el presidente Jacques Chirac, significa el reconocimiento del fin de toda una época de grandeur y pone en su sitio las cosas del nuevo orden mundial: la dirección de los negocios de explotación neocolonialista en el continente negro está pasando aceleradamente a las manos de Estados Unidos. El viejo gendarme del África central se dispone a replegarse y, en su lugar, el nuevo patrón empleará fuerzas multinacionales auspiciadas por las Naciones Unidas, preferentemente entre los miembros de la misma Organización para la Unidad Africana, para las ocasiones de crisis.

Fue la última de éstas el drama genocida de 1990-1994 en Ruanda y Burundi, y sus secuelas de 1996-1997 en Zaire, nuevo escenario al que las tropas francesas, en una Operación Turquesa disfrazada de humanitarismo, habían evacuado a sus aliados hutus para librarlos de las represalias tutsis después de que varios cientos de miles de éstos murieran salvajemente asesinados. Las tropas de Laurent Kabila, el instrumento teledirigido de la dominación estadounidense, apuntillarían, en ese territorio que iba a convertirse en República Democrática del Congo, los antiguos dominios del amo caído (el Ministerio de Asuntos Exteriores francés aún apostaba en marzo por el presidente Mobutu Sese Seko), convirtiéndose, con sus excesos y los de sus aliados ruandeses, en el arma de la venganza.

El cierre de cuarteles y la reducción de tropas galas afecta al llamado «portaviones francés» que ha sido la República Centroafricana (desde el año pasado escenario privilegiado de la animadversión antifrancesa y de cinco intentos cuartelarios de golpe de estado con solución militar gala), que será abandonada por completo, salvo, tal vez, un destacamento de cien hombres en el aeropuerto de la capital, Bangui. El plan previsto se da un plazo entre varios meses y dos años, según evolucionen los acontecimientos, e incluye un descenso de efectivos en Senegal (de los 1.300 hombres actuales a 1.100), Chad (de 849 a 550), Djibuti (de 3.250 a 2.800) y Gabón (de 600 a 500). Sería la primera fase de una operación estratégica que de momento no alcanza a Costa de Marfil, donde se piensa mantener incólume el contingente de 500 soldados actualmente acuartelados. La diplomacia francesa estima, sin embargo, que la aplicación de dichos planes no afectará a los compromisos de protección militar suscritos con los países africanos: «Las futuras fuerzas de intervención inmediata podrán desplazarse con rapidez desde sus bases francesas hasta cualquier punto de África», asegura el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Lluís Cànovas Martí, «África: Au revoire la France»Escrit per a l'Anuario Océano 1997, Barcelona, 1998