La penetració de les teories neoliberals dins la societat i l'administració nord-americanes va marcar el desenvolupament del sistema capitalista i del nou mapa del món ocasionat per l'esfondrament de la Unió Soviètica. A la foto, Rose i Milton Friedman amb el president Ronald Reagan l'any 1983, durant el sopar del desè aniversari de la Fundació Heritage presidida per Ed Faulner (amb ulleres, al costat de Reagan).
Lluís Cànovas Martí / 22.4.2013
[ Vegeu també: John Maynard Keynes y la Gran Depresión / [Història i política] Cambio de siglo, cambio de sentido / El neoliberalismo de los vencedores / Una nueva tangibilidad de fronteras: camino de la implosión soviética (1) / Una nueva tangibilidad de fronteras: camino de la implosión soviética (2) / Una nueva tangibilidad de fronteras: camino de la implosión soviética (3) / El crack de 1929 y la Gran Depresión / La caída del bloque soviético y la postguerra fría ]
Dos teorías radicalmente distintas de aplicación a la política económica del sistema animan, a grandes rasgos, la marcha del capitalismo desde la Gran Depresión de los años treinta del pasado siglo. La primera de esas teorías, vagamente asimilada al pensamiento socialdemócrata, se fundamenta en la obra capital del economista británico John Maynard Keynes (Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, de 1936), basada en una visión pragmática de los problemas, que en las circunstancias históricas de aquella gran crisis permitió superar el ciclo recesivo de la economía porque proporcionó a los gobiernos las pautas de inversión pública necesarias para la recuperación de los niveles de empleo perdidos. La teoría antagónica, más próxima al pensamiento conservador, cobró fuerza años después en la coincidencia de las escuelas de economía austríaca y de Chicago en torno a un diagnóstico que primaba la necesidad de velar por la libertad de los mercados para que autorregularan por sí mismos la utilización eficiente de la actividad económica, una precondición que esas escuelas identificaron como el único bálsamo frente a los males que la vida en sociedad y las relaciones de intercambio imponen a la humanidad.
Ambas teorías atribuyeron siempre a sus postulados un carácter axiomático que acabó cristalizando en un disenso confuso y difícilmente conciliable, en torno al cual, ahora como siempre, se posicionan las banderías políticas que se postulan en el cometido de gestionar la economía del sistema y la solución de las crisis subsiguientes.
Si en una primera fase el liderazgo de esa segunda opción, más específicamente calificada de «neoliberal», recayó en el austriaco Friedrich von Hayek (autor acreditado por sus estudios sobre los ciclos económicos y por la popularidad alcanzada con su libro Camino de servidumbre, de 1944), en los años sesenta fue el estadounidense Milton Friedman quien pasaría a ocupar el puesto referencial de líder, en especial tras la publicación de Capitalismo y libertad (1962). Estos economistas sentarían con sus escritos las bases de una controversia teórica que, más allá del orden académico, se libró sobre todo en el terreno práctico de las políticas asumidas por el estado respecto a la regulación o la desregulación de la economía. Una disyuntiva que a comienzos del siglo XXI, caída ya la Unión Soviética, habían asumido de forma vicaria en favor de la desregulación la mayoría de los gobiernos del mundo, incluidos los que reclamaban para sí una carta de naturaleza socialdemócrata: disyuntiva que en las circunstancias adversas de la crisis de 2008 volvía a replantearse y recuperaba el primer plano de la actualidad.
Milton Friedman, magnificado por sus correligionarios como el más importante de los economistas de la segunda mitad de su siglo, nació el 31 de julio de 1912 en Nueva York en el seno de una familia de inmigrantes judíos de origen húngaro. Estudiante brillante, se graduó en Matemáticas por la Universidad de Rutgers en 1932; cursó un máster de Economía en la de Chicago (donde conocería a Rose Director, que convirtió en su esposa en 1938 y en la colaboradora de su posterior producción intelectual); se doctoró en 1940 en la Universidad de Columbia con una tesis asistida por quien iba a ser en 1971 el primero de los recién instituidos premios Nobel, Simon Kuznets. Friedman había entrado a trabajar en 1937 en la Oficina Nacional de Estudios Económicos, donde manejaba las estadísticas de ingresos de los profesionales liberales, un material de base que había utilizado en su tesis («Incomes from Independent Professional Practice»); abandonó la investigación durante la Segunda Guerra Mundial para asumir un puesto técnico a las órdenes de Harry Dexter White en la Oficina de Recursos del Departamento del Tesoro, y en los últimos años de la contienda para participar en un proyecto especial de la Universidad de Columbia relacionado con la aplicación de modelos estadísticos de pequeña escala en la industria de guerra. En la posguerra, simultanearía, hasta la jubilación, sendos puestos: uno de profesor en la Universidad de Chicago y otro en la dirección de aquella oficina nacional, un pluriempleo que, conforme a la metodología analítica que la Escuela de Chicago iba a preconizar en los años inmediatos, le facilitaba la posibilidad de contrastar los estudios teóricos con la realidad estudiada.
Secundando una iniciativa de Hayek, en 1947 Friedman se reunió en la localidad suiza de Mont-Pèlerin con aquel y con una treintena de eminentes profesores entre los que se contaban Karl Popper, Ludwig von Mises... y futuros premios Nobel como George Stigler (1982), James M. Buchanan (1986), Maurice Allais (1988) y Daniel Kahneman (2002), para fundar la Mont Pelerin Society. Trataban de plantear una alternativa al orden mundial de la posguerra, que estimaban demasiado intervencionista. En su manifiesto fundacional concluían con una advertencia apocalíptica: «Los valores centrales de la civilización están en peligro».
La actividad académica de ese núcleo fructificaría en los años cincuenta a través de las enseñanzas impartidas por la Escuela de Economía de Chicago, donde Hayek impartió la docencia hasta 1962 y Friedman habría de erigirse en una de las principales figuras del pensamiento neoclásico y, como tal, orientaría su labor de estudioso hacia la impugnación de las tesis keynesianas: una treintena de libros y artículos en los que abordó el análisis del consumo, la historia y la teoría monetaria y las complejidades inherentes a la política de estabilización de precios. En ese sentido, en Teoría de la función de consumo (1957) refutó la teoría keynesiana del déficit público según la cual el consumo agregado representa un porcentaje decreciente de las rentas nacional y per cápita; en Teoría de los precios (1962, edición revisada en 1976), pieza de referencia de la teoría económica neoliberal, impugna la relación existente entre los niveles de paro y la inflación. Al respecto, Friedman impugnó la teoría de la relación inversa que entre ambos factores había establecido la Curva de Phillips, una figura de inspiración keynesiana hasta ese momento comúnmente aceptada por sus colegas. La Academia sueca valoró esos trabajos al concederle en 1976 el premio Nobel.
Un episodio que puso en entredicho la ética supuestamente democrática de la Escuela de Chicago fue la participación de un grupo de sus alumnos chilenos en la preparación del programa económico que aplicaría el dictador chileno Augusto Pinochet tras el golpe militar (11 de septiembre de 1973) que, con el apoyo de la CIA, derrocó a Salvador Allende, y que además contó, a posteriori, con la participación de diez de esos alumnos como ministros de los gobiernos de la dictadura (popularizados en el mundo como los «Chicago boys»). Esa participación se produjo tras la entrevista que Friedman mantuvo con Pinochet durante una visita a Santiago realizada en marzo de 1975. A diferencia de algunos de los apologetas de Friedman, que pasan por alto esa entrevista e incluso la niegan a pesar de la constancia fotográfica existente, él nunca la negó e incluso se hizo eco de ella en su libro de memorias, Dos personas con suerte, firmado con su esposa y publicado en 1998. En el orden político, no menos notable fue su papel de asesor del presidente estadounidense Ronald Reagan, quien al comienzo de su primer mandato, en alguna de sus apariciones públicas, se dejó ver con Capitalismo y libertad bajo el brazo. Friedman falleció en Nueva York el 16 de noviembre de 2006: apenas cuatro meses más tarde, en marzo de 2007, la política de desregulaciones económico-financieras que, siguiendo los consejos de Friedman, habían asumido las distintas administraciones norteamericanas, daría paso a un incremento alarmante de la morosidad en el pago de las hipotecas de alto riesgo (subprime), que hacía ya un año estaban experimentando un aumento del orden del 35% en el impago de pólizas y que se convertirían en los heraldos de la primera crisis posglobal del sistema, la peor de las crisis sufrida por el planeta desde la Gran Depresión.
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Lluís Cànovas Martí, «Milton Friedman, factótum del neoliberalismo» Escrit per a Grandes personajes universales, Ed. Océano, Barcelona, 2013