Portada de la revista polonesa Wprost

Portada de la revista polonesa Wprost  (27.6.2007), on la cancellera alemanya Angela Merkel és presentada com «la madrastra d'Europa» que alleta els bessons Lech i Jaroslaw Kaczinski, president i primer ministre respectius de Polònia

Polonia, el troyano americano

Lluís Cànovas Martí / 30.6.2007

[ Vegeu també: La guerra fría / La caída del bloque soviético y la postguerra fría / Coyuntura internacional de 1996 / Coordenadas de la globalización en 1999 / Kosovo, la guerra «humanitaria» / La construcción europea en el siglo XXI / Las guerras del Golfo y la globalización / La guerra en Irak (2002-2004) / Oriente Medio 2001-2006: el fiasco estadounidense / Irán nuclear / Israel, estado-tapón de Oriente Próximo ]

No era Polonia la única carta marcada de la partida en la que Estados Unidos jugaba sus nuevas bazas europeas. La disposición polaca ante el gigante americano emergió en 2006 con los vuelos clandestinos de la CIA, las cárceles secretas antiterroristas que investigaba el Consejo de Europa, la cesión de bases para el escudo antimisiles. Otros náufragos del imperio soviético arribados a la Unión Europea compartían aquel protagonismo: Rumanía, con las cárceles, y la República Checa, con el escudo. Además, las complicidades en los vuelos implicaban a media Europa: ningún país, desde luego, con el currículo de fidelidad al líder imperial que mostraba el Reino Unido, pero, al igual que los británicos, con dosis euroescépticas suficientes para entorpecer cualquier proyecto que hipotecara espacios de soberanía nacional.

En realidad, el proyecto político europeo estaba tocado de muerte desde el bloqueo francés y holandés al texto constitucional de 2005, y el tratado sucedáneo que en junio de 2007 aprobó la cumbre de Bruselas no fue sino su certificado de defunción: con semejante texto, la UE no podría, por ejemplo, aspirar a ninguna plaza propia en el consejo de seguridad.

Polonia no hacía ni más ni menos que el resto: velar por sus intereses inmediatos. Pero la zafiedad fascistoide de los clones polacos que dirigían el país, los Kaczynski, encajaba con los modos de George W. Bush e iba a contrapelo de los modales europeos: no se atuvo a la discreción prescrita para los recién llegados y en esa cumbre se puso en evidencia al mantenerse en sus trece respecto a la minoría de bloqueo con el argumento espetado a la cancillera alemana Merkel de que «el peso demográfico polaco sería muy otro de no ser por los muertos causados por la Alemania nazi». Polonia devino finalmente el chivo expiatorio providencial del fracaso colectivo y se proyectó como el troyano destructivo que amenazaba el sistema comunitario.

Si el caso británico se aceptaba con resignación, como una singularidad inevitable en un socio relevante que cuando en 1973 se sumó al club ya lo hizo a regañadientes, el caso polaco era distinto. Su entrada en la ampliación de 2004, que sumó 10 socios a los 15 preexistentes, ya fue cuestionada en cuanto replicación demográfica e institucional que amenazaba con hacer ingobernable el puzzle de países resultante: la «Europa de los mercaderes» ganaba con ellos el peso crítico necesario para la concurrencia internacional en el mercado globalizado, pero se alejaba del sueño de un destino político susceptible de disputarle el liderazgo mundial a Estados Unidos.

[ Vegeu també: La guerra fría / La caída del bloque soviético y la postguerra fría / Coyuntura internacional de 1996 / Coordenadas de la globalización en 1999 / Kosovo, la guerra «humanitaria» / La construcción europea en el siglo XXI / Las guerras del Golfo y la globalización / La guerra en Irak (2002-2004) / Oriente Medio 2001-2006: el fiasco estadounidense / Irán nuclear / Israel, estado-tapón de Oriente Próximo ]

Lluís Cànovas Martí, «Polonia, el troyano americano»Escrit per a l'Apéndice Gallach 2005-2007, Editorial Océano, Barcelona, 2008