Poeta y escritor en lengua catalana (Santa Coloma de Farners, 1913-Barcelona, 1984) cuya producción parte de una concepción trágica de la condición humana y canta en clave mítica una epopeya del pueblo catalán, obligado, en el mensaje del poeta, a preservar sus señas de identidad culturales, y en especial la lengua, frente a la opresión y la injusticia. En su obra se aprecia la capacidad de asimilación de la herencia mítica de la humanidad: desde el Libro de los muertos del antiguo Egipto, a la mitología griega y la Biblia y los místicos judíos. Hasta la guerra civil sólo fue conocido como prosista. Sus novelas, El doctor Rip (1931), Laia (1932), Aspectes (1934), Ariadna al laberint grotesc y Miratge a Citerea (1935), así como las narraciones Letízia i altres proses (1937), representan una clara ruptura con el noucentisme y abren un camino de búsqueda que lo convierte en uno de los narradores más originales de su generación, en la que destacan también P. Calders y
M. Rodoreda, y que se caracteriza por ser la primera que dispone de una lengua normalizada y por el trauma de la guerra civil, el exilio y la dictadura. En la posguerra se refugiaría en la poesía y las claves del señalado canto resistente, cuyo paisaje mítico sitúa en Sinera -anagrama palíndrome de Arenys, donde la familia poseía la casa solariega- y en donde en tono intimista y elegíaco que evoca los recuerdos del pasado -la lluvia, el viento, el mar, los cipreses...- introduce al tema de la muerte, omnipresente y central en toda su obra: Cementiri de Sinera (1946) es su primer poemario, que forma el llamado «ciclo lírico» con Les hores (1952), Mrs. Death (1952), El caminant i el mur (1954) y Final del laberint (1955). La problemática del poeta, primero personal, deviene progresivamente colectiva: La pell de brau (1960) trata en tono admonitorio la lucha fratricida de Sepharad -nombre hebreo con el que enmascara el de una España sometida a la dictadura- y se convertirá en su libro más conocido y en símbolo intelectual de la resistencia frente a la opresión nacional. Llibre de Sinera (1963) rehace su itinerario místico y cierra de forma hermética la meditación sobre la muerte. Su primera obra teatral, Primera història d'Esther (1948), es una farsa de títeres en la que reflexiona sobre el poder e identifica el pueblo catalán con el judío; Antígona (1955), de estructura cabalística, presenta un teatro de marionetas gobernado por el Altíssim, ciego a la manera de los adivinos y los clásicos griegos. Escribió también Una altra Fedra, si us plau (1978), pero su máximo éxito teatral lo cosechó con Ronda de mort a Sinera, montaje antológico realizado en 1966 por Ricard Salvat en colaboración con el poeta. |