Escritora en lengua catalana (Barcelona, 1909-Girona, 1983), miembro de la generación literaria forjada en el exilio republicano. Autodidacta que sólo recibió educación escolar entre los siete y los diez años, llegó a la literatura a través de la poesía popular y publicó tempranamente por su cuenta la novela Sóc una dona honrada? (1932). Ingresó al periodismo político en defensa de sus ideales catalanistas, en Clarisme (1933-1934). Este mismo año, la publicación de las novelas Del que hom no pot fugir y Un dia en la vida d'un home le abrirían las puertas a la publicación de cuentos en La Publicitat . Las siguientes novelas, Crim (1936) y Aloma (1938), cierran un ciclo -que concluye con la guerra civil, o, como prefería decir ella, «la revolución»-, del que la autora renegará, reconociéndose sólo en esta última: novela psicológica en la que la protagonista, Aloma, aún adolescente, se entrega a una relación amorosa con un hombre maduro. En ella destaca ya la utilización de símbolos poéticos, una de sus constantes: en especial aquí la flor, que evoca la caducidad de la vida y, en el contexto del relato, representa la infancia y la felicidad. Otros símbolos serán el espejo, el agua, la paloma... Sus protagonistas son personajes femeninos que encarnan diferentes momentos y fases de la vida de la mujer: en su obra maestra La plaça del Diamant (1962), que es una de las novelas más importantes de la literatura catalana contemporánea, Natàlia/Colometa explica su vida, en forma de monólogo, en el marco dramático de «la revolución» y la postguerra; en El carrer de les Camèlies (1966) quien cuenta su vida es Cecília, una marginada forzada a prostituirse. El contexto histórico se hace menos explícito a partir de Jardí vora la mar (1967), donde el narrador es un jardinero que explica su particular punto de vista sobre una tragedia amorosa, y en La meva Cristina i altres contes (1967), a partir de la cual el narrador omnisciente se compatibiliza con el uso de la perspectiva interna a través del soliloquio y del estilo indirecto libre. Estas dos últimas obras abren una nueva etapa, dominada por el desencanto y la soledad -premonición de la muerte que introduce, además, el mito-, a la que se sumará Mirall trencat (1974), con la vida y la desintegración de todo un universo familiar como temas. Son sus últimas obras Semblava de seda i altres contes (1978), Viatges i flors (1980) y las novelas Quanta, quanta guerra! (1980) y La mort i la primavera (1986), publicada póstumamente. |