Escritor en lengua catalana (Palafrugell,1897-Llofriu, 1981), maestro del memorialismo cuya obra representa una aportación capital a la normalización del catalán literario. Licenciado en Derecho, periodista -corresponsal de La Publicitat en Europa durante la década de 1920-, fue alumno de
E. D'Ors. Coinciden ambos en el sentido del orden, la ironía y la preferencia por el artículo. Pero a diferencia del preciosismo y la estilización noucentistes, Pla basa el lenguaje en un estilo coloquial, de frases cortas y gran simplicidad expresiva, cuyo único aderezo es el rigor en el uso del adjetivo preciso, que combina de forma creativa con otros recursos: aliteraciones, paronomasias, giros populares, metáforas, comparaciones... Un instrumental muy rico para sus reflexiones, que se dirigen al gran público y suelen arrancar de la observación de pequeños objetos y detalles del comportamiento, en torno a los cuales vertebra su visión de la vida y las gentes, congruente con su postura de que «no hay que escribir nada, ni una línea, que no se haya visto, observado y meditado». Su prosa trata de describir, sin efusiones ni sentimentalismos, con destellos de ironía que denotan un escepticismo fundamental. En su extensa obra -publicada como Obra completa en medio centenar de volúmenes a partir de 1966- se aprecian dos intereses: la captación del paso del tiempo
-que se convierte en una larga meditación sobre el correr de los días, ajena a cualquier tentación elegíaca- y su recuperación del pasado mediante la memoria. Hasta 1925, en que publica Coses vistes (1920-1925) , no se plantea la necesidad del yo narrativo, por lo que su intento memorialista, disperso en una variedad que recorre todos los géneros -ensayo antropológico y costumbrista, retrato, narración, viajes, recetas de cocina...-, se resiente de una falta de cohesión formal que responde a los encargos de la profesión. Ese intento de dar sentido unitario a su obra mediante la introducción del yo personal se concretará tras el intento frustrado de novela que le condujo a las narraciones reunidas en Relacions (1927), pero no se impondrá definitivamente hasta 1944, cuando a la muerte del padre se traslade a vivir a Mas Llofriu. Los personajes de Pla se encuentran sobre todo entre el campesinado catalán, al que dedicó el ensayo Els pagesos (1952) -y él mismo, tocado indefectiblemente con una boina, explotaba la imagen de payés que por origen le correspondía- y la pequeña burguesía rural, aquella que en el pueblo frecuentaba a diario. En el polo opuesto, las semblanzas de la serie Homenots (1958-1962), sobre los políticos, artistas, científicos... a quienes admiraba. El quadern gris (1966), dietario personal 1918-1919, lo consagró como el gran prosista catalán contemporáneo. Menos entusiasmo despertó en el mundo cultural catalán su trayectoria política, ventilada en los últimos años de su vida, que lo condujo desde el conservadurismo de la Lliga Regionalista, de Francesc Cambó, a la filofascista CEDA, de José María Gil Robles, y a colaborar como espía franquista en la guerra civil, cuando, refugiado en Italia, informaba al gobierno de Burgos sobre el transporte marítimo del bando republicano. |