19 Boys Running (1988), de Kevin Brand. Instal·lació en fusta, poliestirè i paper, representativa del moviment Resistance Art, sorgit a la segona meitat dels anys vuitanta en plena lluita contra l'apartheid
Lluís Cànovas Martí / 6.10.2003
En el arte negro sudafricano, la figura del artista individual es un fenómeno de comienzos del siglo XX. Surgió bajo la influencia de la cultura occidental, cuando el movimiento migratorio a las ciudades puso en contacto a los artesanos de la utilería funcional y ritual, propia de las comunidades indígenas, con la demanda de un mercado blanco ávido de arte etnográfico. Hasta ese momento el panorama lo dominaba el impresionismo de los pintores blancos Hugo Naudé y Strat Caldecott y, desde 1938, el academicista New Group (con Walter Battiss y Alexis Preller).
Los precursores de la modernidad negra, en buena medida autodidacta, emergieron en los años cuarenta: las esculturas de Samuel Makoanyane (1909-1944) sobre tipos de su Basuto natal; los paisajes al óleo de John Mohl (1903-1985), quien estudió bellas artes en Düsseldorf en los años veinte; los paisajes y retratos de Gerhard Bhengu (1910-1990); las acuarelas de Milwa Mnyaluza George Pemba (1912), que burló la segregación al seguir breves cursos de bellas artes con profesores blancos; las esculturas de la Nueva Jerusalén de Jackson Hlungwani (1923), ejemplo de art brut que escapa a los criterios de clasificación occidental; las pinturas de Ernest Mancoba (1904), en esos años ejemplo insólito de artista licenciado en la universidad sudafricana; Gérard Sekoto (1913-1993),... Éste fue el primero a quien la National Gallery adquirió una obra, en 1964: desde 1947 vivía en París y nunca regresó a su tierra. Excepcional fue el caso de Mancoba, cuya trayectoria europea lo convirtió en uno de los fundadores del grupo internacional Cobra.
En los años sesenta la creación del Centro de Rorke's Drift por la iglesia luterana favorecería la aparición de artistas notables: Azaria Mbatha (1941), Cyprian Shilakoe (1946-1972), John Muafangejo (1943-1987). Paralelamente, los artistas del grupo Amadlozi («espíritu de los antepasados» en zulú) reivindicaban en 1963 la «africanidad». En los setenta, en plena revuelta de Soweto, la escuela de bellas artes Michaelis de la universidad de Ciudad del Cabo se convirtió en un foco de agitación y debate del que surgieron los grupos Visual Arts, Cultural Workers' Congress y Community Arts Project: nacía el Resistance Art. En los ochenta, el escultor Andries Botha (1952) exploraba materiales africanos, David Koloane (1938) y Bill Ainsle (1934) adoptaban la abstracción, y Kagiso Pat Mautloa (1952), Sam Nhlengethwa (1955) y Durant Sihlali trataron de redefinir, con Koloane, la producción artística frente a los estereotipos colonialistas. En los noventa, emergió el arte de los barrios marginales de las periferias (townships): Gerard Sekoto, Dumile Feni, George Pemba, Helen Sebidi. En 2000 la fotografía, la instalación y el vídeo se incorporaron a la obra de Penny Siopsis (1953), Berni Searle (1964), Lisa Brice (1968), Jane Alexander (1959). El expresionista William Kentridge (1955) era, sin embargo, el de mayor proyección internacional.
Lluís Cànovas Martí, «Sudáfrica: emergencia de un arte individual y Resistance Art»Escrit per a Larousse 2000 (Actualización 2004), Spes Editorial, Barcelona, 2004