Lutte contre l'insalubrité (1998), acrílic sobre tela i collage, de Chéri Samba
Lluís Cànovas Martí / 20.8.2004
[ Vegeu també: [Literatura] Alain Mabanckou ]
El primer arte congoleño del siglo XX, adaptación de las técnicas —acaso rupestres— del arte africano primitivo, surgió en la década de 1910 como elemento decorativo en las fachadas de los edificios que se levantaban en las ciudades coloniales y a lo largo de las principales carreteras. Cumplían casi siempre una función de reclamo comercial y, en esa medida, fueron sustituyendo los viejos temas y grafismos autóctonos por máquinas y enseres de la vida cotidiana de los blancos con objeto de mostrar la apertura del propietario al mundo moderno que la colonización simbolizaba. Esta práctica y el nacimiento de un incipiente mercado del arte, en especial en la región de Katanga y a lo largo de la línea de ferrocarril de Kasai, acabaron por romper la tradición anónima del artista africano y afirmar, en plena eclosión del Congo Belga, la obra de artistas con nombre propio: escultores en madera o marfil, muralistas, pintores de acuarela... Entre los más populares, Albert Lubaki, Georges Thiry (conocido también como Doulonge) y Djilatendo.
En el período de entreguerras, la voluntad colonial de proteger el arte indígena se concretaría en 1935 con la creación, por parte del Ministerio de Colonias, de una Comisión para la Protección de las Artes y los Oficios Indígenas. En ese contexto de amparo institucional, nacieron diversas escuelas ligadas a los talleres artesanales: en Léopoldville, los talleres de Saint-Luc, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (con Jacob Winenguane como artista destacado), y los del comerciante Maurice Alhadeff (en los que se formaron entre otros artistas Bomolo, Futa, Koyongonda, Zéphirin Massamba y Monele); en Elisabethville, el del pintor francés Pierre Romain-Desfossés (fundamental en la obra de Pili-Pili Mulongoy, Bela, Sylvestre Kaballa y Mwenze Kibwanga) y la Academia de Bellas Artes y Oficios Artísticos (en donde se diplomaron Amisi, Kabongo, Jean-Bosco Kamba y Mwembia). Son también destacables, hacia 1950, los pintores autodidactas de la llamada Escuela de Stanley-Pool, de Léopoldville, que recibieron los consejos técnicos del pintor belga Laurent Moonens y tuvieron en Albert Mongita y Louis Koyongonda sus principales figuras. Las generaciones posteriores suman una larga lista de artistas: Mavinga, Chenge Baruti, N’Damvu Tsiku-Pezo, Kamba Luesa Kanyunyu, Tshiboko Mputu Kabongo, Chéri Samba, el muralista Moke, Roger Botembe Mimbayi, Mukalenge wa Mukalenge... en cuyas obras se refleja ya el conocimiento directo de las vanguardias proporcionado por los viajes de estudios a la antigua metrópoli.
Bodys Isek Kingelez, Chéri Cherin, Michèle Magema, Francis Pume y Chéri Samba fueron los artistas de la República Democrática del Congo seleccionados para la exposición itinerante «África Remix», inaugurada en el Kunts Oalast de Düsseldorf en julio de 2004 con el propósito de proporcionar una visión de conjunto sobre el arte más avanzado del continente africano.
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Lluís Cànovas Martí, «República Democrática del Congo: preservación de las artes indígenas»Escrit per a l'enciclopèdia Larousse 2000 (Actualización 2005), Spes Editorial, Barcelona, 2005